El equilibrio psicológico en el ajedrez

Por | 04/02/2012

En el ajedrez como en la vida, hemos de tratar de buscar un equilibrio, puesto que los extremos nunca son buenos y nos hacen perder la objetividad.

A continuación tienes una serie de consejos para no alterar ese equilibrio tanto si todo sale mal y se acentúa la negatividad como si todo sale bien y se incrementa en exceso la euforia.

Si tuviéramos que determinar un ideal al que aspirar, éste sería tratar de aprender con humildad, responsabilidad y confianza en sí mismo. Si nos fuéramos al extremo de la negatividad caeríamos en la trampa de perder la confianza, no sentir motivación y por tanto tener sentimiento de derrotismo. Si por otro lado, nos fuésemos al extremo de la positividad caeríamos en la trampa de creerse invencible, ser vanidoso y probablemente caer en la temeridad e irresponsabilidad.

Como vemos lo mejor es permanecer en equilibrio, y oscilar lo menos posible entre ambos extremos. A continuación tenemos una serie de aspectos diferentes ante los que todo ajedrecista se puede enfrentar:


COMO REACCIONARÍAN LOS JUGADORES ANTE LAS SIGUIENTES SITUACIONES

1º) Perder una partida: lo peor que le puede pasar a un jugador de ajedrez es perder partidas de ajedrez. En ese caso tenemos que:

– Un jugador excesivamente negativo pensaría que es muy malo por perder, que esto no es lo suyo, que no tiene futuro…

– Un jugador excesivamente positivo pensaría que su rival es muy malo y ha tenido mucha suerte, que seguro que en otra partida lo derrotaría con los ojos cerrados, que no puede ser que siendo tan bueno o siendo el mejor se pueda perder…

– Un jugador equilibrado pensaría que la derrota en ajedrez es uno de los resultados posibles a los que uno se expone cuando se juega una partida. Que perder es una pequeña decepción pero una gran oportunidad para aprender de los errores. Y que al igual que uno mismo, nuestros rivales también trabajan duro y tienen derecho como nosotros a ganar partidas.

2º) Sentir excesiva presión ante un rival o competición

– Un jugador excesivamente negativo puede llegar a sentir mucha presión en estas circunstancias porque se sienta derrotado de antemano, y que por tanto, la posibilidad de ganar será menos de la que ya tendría a priori, por sentirse peor de lo que es.

– Un jugador excesivamente positivo podría sentir mucha presión en estas circunstancias porque al sentirse tan superior, se subiría tanto el listón, que exageraría el fracaso que supondría perder, y por tanto todo ello lo forzaría a demostrar una serie de excelentes resultados a los que realmente no tendría que estar obligado a cumplir.

 – Un jugador equilibrado no debería sentir más presión que la que naturalmente se sentiría por el hecho de competir. Una presión mayor a esta no tiene cabida en este tipo de jugador porque realmente no hay nada que demostrar. El objetivo está claro, jugar lo mejor que se pueda con el ánimo de aprender y progresar. Y si se pierde por alguna circunstancia, hay que estar tranquilo tal y como se comentó en el punto 1º).

3º) Ganar una partida de ajedrez:

– Un jugador de ajedrez excesivamente negativo lo achacaría a la suerte. En tal caso estaría equivocado, porque el ajedrez no es un juego de suerte puesto que en él no interviene el azar. Prueba de ello es que en todo momento somos responsables de cada decisión tomada.

– Un jugador de ajedrez excesivamente positivo aprovecharía este hecho para alimentar su ego en exceso, confirmando su teoría de invencible y de genio. Pero ello sería un problema ya que cuanto más alto nos situemos mayor será el golpe cuando caigamos.

– Un jugador equilibrado se alegraría por haber ganado pero sin exagerar el momento. Posteriormente se olvidaría este hecho para centrarse en los posibles errores de la partida tanto suyos como de su rival. Un jugador equilibrado no cae en el error de pensar que por ganar una partida nuestro juego ha sido perfecto, y por tanto, trata igualmente de ver los errores cometidos para no repetirlos.

4º) Trato con los rivales y éxitos ajenos:

– Un jugador excesivamente negativo suele ser retraído, tímido y con actitud derrotista. Por tanto, siempre verá a los demás mejores que sí mismo y lamentablemente se estará perjudicando.

– Un jugador excesivamente positivo se siente superior al resto, es soberbio, trata de aparentar mucho más de lo que es y siente mucha envidia cuando alguien que no sea él mismo obtiene algún triunfo.

– Un jugador equilibrado no se cree ni mejor ni peor que nadie, suele adoptar una actitud respetuosa ante todos, acepta sus errores y sus aciertos, y no le importa que los demás triunfen. Todo ello se explica porque su reto no lo tiene contra sus rivales sino consigo mismo. Su objetivo es progresar y si los demás triunfan o no, no nos afecta para nada en nuestro objetivo.

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